¿Qué Son los Síntomas?
Hahnemann decía que “los síntomas son los salvadores de la vida”.
Casi, con seguridad la mayoría de nosotros responderá: “son las manifestaciones de la enfermedad” o algo parecido con diferentes palabras...., sin embargo, esta primaria y básica definición no nos explica el por qué y para qué de los síntomas, es decir no nos orienta respecto su sentido o significado.
Los síntomas por definición son patológicos.
En el parágrafo 11 de su obra magna, “El Organón del arte de Curar”, Samuel Hahnemann nos explica así su origen:
PARAGRAFO 11:
" Cuando una persona se enferma, esta energía vital espiritual, activa por sí misma y presente en todas las partes de su organismo, es la que primeramente es desarreglada por la influencia dinámica de un agente patógeno hostil a la vida. Es sólo el principio vital, desarreglado hasta un tal estado anormal, el que puede proporcionar al organismo las sensaciones desagradables que experimenta y lo inclinan a los procesos irregulares que denominamos enfermedades. Como un poder invisible en sí mismo y reconocible solamente por sus efectos en el organismo, esta entidad energética solo puede expresar y revelar su desarrollo por manifestaciones patológicas en las sensaciones y funciones de aquellas partes del organismo expuestas a los sentidos del observador y médico, esto es, por síntomas mórbidos, ya que de ningún otro modo puede ponerse en evidencia”.
Si pensamos en los enfermos que atendemos a diario, en los que la multiplicidad de síntomas es tal, que difícilmente encontramos una relación entre ellos como expresión de un mismo y único fenómeno. necesariamente deben surgir algunas interrogantes; ¿ es la fuerza vital , ciega en sus manifestaciones ? o sea que los síntomas determinados por su desequilibrio no tienen ningún sentido de totalidad y corresponden nada mas a una serie de manifestaciones diferentes en un mismo sujeto sin ninguna relación unas con otras.
¿Que determina que las manifestaciones patológicas predominen en algunos órganos o sistemas o sean predominantemente psicológicas?
¿Existen nexos de verdad entre el antecedente biográfico, el síntoma psíquico, el síntoma general y el síntoma local?
¿Tiene el síntoma local, particular o nosológico, algún sentido o significado, integrado a la totalidad psicosomática del enfermo?
“No hay nexo entre la vida psíquica y corporal”, dice Tomás Paschero, eminencia y uno de los médicos más influyentes en la Homeopatía continental y mundial durante la segunda mitad del siglo XX”es una y la misma vida la que posee en su ser íntimo forma psíquica y en su ser para los demás forma corporal”. Este planteamiento que para los médicos Homeópatas no tiene nada de extraño, nos permite hacer una aproximación tentativa de lo que sucede con las expresiones somáticas de enfermedad.
Los síntomas somáticos y psicosomáticos representarían solamente el correlato corporal del desorden psicológico y espiritual, por lo que cabe pensar que si en lo psicológico encontramos una concatenación de síntomas en que unos explican y contribuyen al desarrollo de otros exteriorizando un permanente esfuerzo de adaptación, lo somático o corporal revelará también éste esfuerzo adaptativo y tendrá una explicación en lo psicológico ya que ambos son una y la misma cosa. El comprender el significado del síntoma somático o de la enfermedad clínica es tarea del médico homeópata que desea curar realmente a su paciente y no solo hacer una supresión de síntomas.
Al decir de Paschero, la enfermedad orgánica es aprovechada por el enfermo como una forma de somatización, de acuerdo a estigmatizaciones neurovegetativas congénitas y al complejo de reflejos condicionados que él ha fraguado particularmente (constitución mórbida).
Todos los síntomas tienen su causa y su significado susceptible de una explicación racional o de una comprensión dinámica, todos tienen su porqué y para qué, su finalidad y su propósito. En el aspecto físico es difícil poder establecer una conexión o conversión del sentimiento, la emoción o la idea con la fisiología orgánica o la alteración fisicoquímica del organismo, pero tal correlación es un hecho clínico constatado a diario.(Paschero)
Un paciente puede tener una enfermedad cualquiera, pero detrás de ella existe un trasfondo de perturbación afectiva con conflictos y problemas cuyo análisis cuidadoso y juicioso nos orientará respecto al peculiar e individual modo como ese paciente ha intentado resolver y expresar psíquica y somáticamente la angustia generada por su conflicto.
Estas reflexiones, que han sido motivo de extensos trabajos de diversos homeópatas y pensadores de la medicina, nacen de la inquietud histórica de entender el por qué de la enfermedad y el por qué de los síntomas tal y cual como se expresan en el enfermo, como ocurre en la enferma cuya historia resumida presentaré a continuación, enferma que he seleccionado de entre mis pacientes y en la cual sin el ánimo de proponer una conclusión definitiva, me pareció comprender el significado de sus dolencias;
En Agosto de 1993, me consulta la señora X. X., de 47 años, Profesora , casada y madre de tres hijos varones.
Me cuenta que desde Enero de 1992, después de someterse a una Histerectomía por miomatosis uterina, comienza a presentar en forma recurrente y prácticamente ininterrumpida, Herpes genitales y vulvovaginitis micótica, ésta última comprometiendo también la región del periné y alrededor del ano.
Es tratada primero por su ginecólogo, luego un dermatólogo, y ante la nula respuesta a los tratamientos es enviada a una inmunóloga, quien después de variados exámenes detecta un "problema con los Linfocitos"(así es referido por la paciente ya que no trae ninguno de los exámenes). Intenta un nuevo tratamiento que tampoco da mayores resultados, por lo que decide consultar a un médico homeópata.
Desde la misma época refiere progresiva indolencia con aversión al trabajo, indiferencia a sus labores habituales y a las cosas que antes le entretenían, cambios bruscos de humor pasando de la alegría a la tristeza a veces sin un motivo aparente, marcada intolerancia a los ruidos, le cuesta mucho concentrarse, al punto de perderse mientras hace clases , llora con mucha facilidad, y agrega:" yo siempre he tenido fobia a la gente que se quiebra" "tal vez porque estoy rodeada de gente débil"(?).
Desde la operación ha notado el "paso de los años y un rápido deterioro", ha perdido el gusto de vivir, desea estar sola, marcada irritabilidad, con la contradicción, y hasta con el perro. Cada vez tolera menos a su esposo, llegando a sentir por el verdadero odio y aversión.
Es friolenta pero dice que el calor tampoco lo tolera muy bien, el sol directo la hace sentir mal. Desea alimentos salados y mucha sal, a veces en forma casi compulsiva.
Hasta ahí, el cuadro clínico parecía claro, el factor desencadenante había sido la supresión quirúrgica de la menstruación y a partir de entonces la paciente había desarrollado un cuadro de Sepia, medicamento que también cubría los síntomas locales, pero algo en su actitud y algunas frases como la fobia a la gente que se quiebra, el estar rodeada de gente débil , que la alejaban de la indiferencia de Sepia y revelaban más bien resentimiento, me llevaron a profundizar en el interrogatorio, partiendo de la Aversión al esposo que tampoco me quedaba muy clara.
Después de algunas respuestas intrascendentes, y como liberándose de una pesada carga, comienza a llorar y me dice lo que sigue.... que traté de transcribir en la forma más fiel que pude de acuerdo al relato espontáneo de la paciente:
“Doctor, si estoy aquí y no le cuento todo a usted me estoy engañando yo misma, porque tal vez esto tiene algo que ver con lo que me pasa, desde Noviembre de 1991 tengo una relación con otro hombre (sigue llorando) es algo que no está en mi naturaleza pero en estos meses me he sentido como no me sentí en 27 años que llevo de matrimonio, doctor, yo no me casé enamorada, a los pocos días me di cuenta del error que había cometido, desde entonces he sido muy infeliz , y le echo la culpa de todo a mi esposo, a pesar que él ha sido siempre muy bueno conmigo y yo sé que me quiere... he llegado a odiarlo, además, hace 20 años que casi no tenemos relaciones porque el tiene impotencia, yo nunca me sentí con él una verdadera mujer, en cambio ahora ..., es totalmente diferente... ( se detiene unos segundos y vuelve a llorar)... me siento tan sucia, miro a mis hijos y me siento sucia ,me da rabia conmigo misma , pero por otro lado lo busco, estoy como en una permanente contradicción y no dejo de pensar en lo inmoral y sucio de lo que estoy haciendo”.
Al terminar la enferma su relato, aparece claramente el remordimiento como el conflicto básico inmediato, remordimiento que tiene su origen no solo en la infidelidad sino en la ansiedad de conciencia generada en el resentimiento que tiene por su esposo, resentimiento en el cuál él juega un papel de víctima inconsciente y pasiva, ya que ella misma reconoce que no hay motivos reales para albergar dicho sentimiento, la evidente necesidad inconsciente de autocastigo la lleva a enfermar y precisamente lo hace por donde su conciencia moral le dice que se ha ensuciado. Así el Herpes genital y la vulvovaginitis micótica adquieren un sentido y un significado integrado a la totalidad psicosomática de la enferma.
La sintomatología característica queda expresada entonces por: - remordimiento - resentimiento - ansiedad de conciencia - hastío de la vida - llanto recordando - deseo de sal - intolerancia al sol - herpes genital.
Cuya dinámica corresponde plenamente al conflicto de Natrum muriaticum, medicamento que después de tres meses de tratamiento curó definitivamente a la paciente de su problema ginecológico y le permitió además recobrar las ganas de vivir, junto a su familia
Casi, con seguridad la mayoría de nosotros responderá: “son las manifestaciones de la enfermedad” o algo parecido con diferentes palabras...., sin embargo, esta primaria y básica definición no nos explica el por qué y para qué de los síntomas, es decir no nos orienta respecto su sentido o significado.
Los síntomas por definición son patológicos.
En el parágrafo 11 de su obra magna, “El Organón del arte de Curar”, Samuel Hahnemann nos explica así su origen:
PARAGRAFO 11:
" Cuando una persona se enferma, esta energía vital espiritual, activa por sí misma y presente en todas las partes de su organismo, es la que primeramente es desarreglada por la influencia dinámica de un agente patógeno hostil a la vida. Es sólo el principio vital, desarreglado hasta un tal estado anormal, el que puede proporcionar al organismo las sensaciones desagradables que experimenta y lo inclinan a los procesos irregulares que denominamos enfermedades. Como un poder invisible en sí mismo y reconocible solamente por sus efectos en el organismo, esta entidad energética solo puede expresar y revelar su desarrollo por manifestaciones patológicas en las sensaciones y funciones de aquellas partes del organismo expuestas a los sentidos del observador y médico, esto es, por síntomas mórbidos, ya que de ningún otro modo puede ponerse en evidencia”.
Si pensamos en los enfermos que atendemos a diario, en los que la multiplicidad de síntomas es tal, que difícilmente encontramos una relación entre ellos como expresión de un mismo y único fenómeno. necesariamente deben surgir algunas interrogantes; ¿ es la fuerza vital , ciega en sus manifestaciones ? o sea que los síntomas determinados por su desequilibrio no tienen ningún sentido de totalidad y corresponden nada mas a una serie de manifestaciones diferentes en un mismo sujeto sin ninguna relación unas con otras.
¿Que determina que las manifestaciones patológicas predominen en algunos órganos o sistemas o sean predominantemente psicológicas?
¿Existen nexos de verdad entre el antecedente biográfico, el síntoma psíquico, el síntoma general y el síntoma local?
¿Tiene el síntoma local, particular o nosológico, algún sentido o significado, integrado a la totalidad psicosomática del enfermo?
“No hay nexo entre la vida psíquica y corporal”, dice Tomás Paschero, eminencia y uno de los médicos más influyentes en la Homeopatía continental y mundial durante la segunda mitad del siglo XX”es una y la misma vida la que posee en su ser íntimo forma psíquica y en su ser para los demás forma corporal”. Este planteamiento que para los médicos Homeópatas no tiene nada de extraño, nos permite hacer una aproximación tentativa de lo que sucede con las expresiones somáticas de enfermedad.
Los síntomas somáticos y psicosomáticos representarían solamente el correlato corporal del desorden psicológico y espiritual, por lo que cabe pensar que si en lo psicológico encontramos una concatenación de síntomas en que unos explican y contribuyen al desarrollo de otros exteriorizando un permanente esfuerzo de adaptación, lo somático o corporal revelará también éste esfuerzo adaptativo y tendrá una explicación en lo psicológico ya que ambos son una y la misma cosa. El comprender el significado del síntoma somático o de la enfermedad clínica es tarea del médico homeópata que desea curar realmente a su paciente y no solo hacer una supresión de síntomas.
Al decir de Paschero, la enfermedad orgánica es aprovechada por el enfermo como una forma de somatización, de acuerdo a estigmatizaciones neurovegetativas congénitas y al complejo de reflejos condicionados que él ha fraguado particularmente (constitución mórbida).
Todos los síntomas tienen su causa y su significado susceptible de una explicación racional o de una comprensión dinámica, todos tienen su porqué y para qué, su finalidad y su propósito. En el aspecto físico es difícil poder establecer una conexión o conversión del sentimiento, la emoción o la idea con la fisiología orgánica o la alteración fisicoquímica del organismo, pero tal correlación es un hecho clínico constatado a diario.(Paschero)
Un paciente puede tener una enfermedad cualquiera, pero detrás de ella existe un trasfondo de perturbación afectiva con conflictos y problemas cuyo análisis cuidadoso y juicioso nos orientará respecto al peculiar e individual modo como ese paciente ha intentado resolver y expresar psíquica y somáticamente la angustia generada por su conflicto.
Estas reflexiones, que han sido motivo de extensos trabajos de diversos homeópatas y pensadores de la medicina, nacen de la inquietud histórica de entender el por qué de la enfermedad y el por qué de los síntomas tal y cual como se expresan en el enfermo, como ocurre en la enferma cuya historia resumida presentaré a continuación, enferma que he seleccionado de entre mis pacientes y en la cual sin el ánimo de proponer una conclusión definitiva, me pareció comprender el significado de sus dolencias;
En Agosto de 1993, me consulta la señora X. X., de 47 años, Profesora , casada y madre de tres hijos varones.
Me cuenta que desde Enero de 1992, después de someterse a una Histerectomía por miomatosis uterina, comienza a presentar en forma recurrente y prácticamente ininterrumpida, Herpes genitales y vulvovaginitis micótica, ésta última comprometiendo también la región del periné y alrededor del ano.
Es tratada primero por su ginecólogo, luego un dermatólogo, y ante la nula respuesta a los tratamientos es enviada a una inmunóloga, quien después de variados exámenes detecta un "problema con los Linfocitos"(así es referido por la paciente ya que no trae ninguno de los exámenes). Intenta un nuevo tratamiento que tampoco da mayores resultados, por lo que decide consultar a un médico homeópata.
Desde la misma época refiere progresiva indolencia con aversión al trabajo, indiferencia a sus labores habituales y a las cosas que antes le entretenían, cambios bruscos de humor pasando de la alegría a la tristeza a veces sin un motivo aparente, marcada intolerancia a los ruidos, le cuesta mucho concentrarse, al punto de perderse mientras hace clases , llora con mucha facilidad, y agrega:" yo siempre he tenido fobia a la gente que se quiebra" "tal vez porque estoy rodeada de gente débil"(?).
Desde la operación ha notado el "paso de los años y un rápido deterioro", ha perdido el gusto de vivir, desea estar sola, marcada irritabilidad, con la contradicción, y hasta con el perro. Cada vez tolera menos a su esposo, llegando a sentir por el verdadero odio y aversión.
Es friolenta pero dice que el calor tampoco lo tolera muy bien, el sol directo la hace sentir mal. Desea alimentos salados y mucha sal, a veces en forma casi compulsiva.
Hasta ahí, el cuadro clínico parecía claro, el factor desencadenante había sido la supresión quirúrgica de la menstruación y a partir de entonces la paciente había desarrollado un cuadro de Sepia, medicamento que también cubría los síntomas locales, pero algo en su actitud y algunas frases como la fobia a la gente que se quiebra, el estar rodeada de gente débil , que la alejaban de la indiferencia de Sepia y revelaban más bien resentimiento, me llevaron a profundizar en el interrogatorio, partiendo de la Aversión al esposo que tampoco me quedaba muy clara.
Después de algunas respuestas intrascendentes, y como liberándose de una pesada carga, comienza a llorar y me dice lo que sigue.... que traté de transcribir en la forma más fiel que pude de acuerdo al relato espontáneo de la paciente:
“Doctor, si estoy aquí y no le cuento todo a usted me estoy engañando yo misma, porque tal vez esto tiene algo que ver con lo que me pasa, desde Noviembre de 1991 tengo una relación con otro hombre (sigue llorando) es algo que no está en mi naturaleza pero en estos meses me he sentido como no me sentí en 27 años que llevo de matrimonio, doctor, yo no me casé enamorada, a los pocos días me di cuenta del error que había cometido, desde entonces he sido muy infeliz , y le echo la culpa de todo a mi esposo, a pesar que él ha sido siempre muy bueno conmigo y yo sé que me quiere... he llegado a odiarlo, además, hace 20 años que casi no tenemos relaciones porque el tiene impotencia, yo nunca me sentí con él una verdadera mujer, en cambio ahora ..., es totalmente diferente... ( se detiene unos segundos y vuelve a llorar)... me siento tan sucia, miro a mis hijos y me siento sucia ,me da rabia conmigo misma , pero por otro lado lo busco, estoy como en una permanente contradicción y no dejo de pensar en lo inmoral y sucio de lo que estoy haciendo”.
Al terminar la enferma su relato, aparece claramente el remordimiento como el conflicto básico inmediato, remordimiento que tiene su origen no solo en la infidelidad sino en la ansiedad de conciencia generada en el resentimiento que tiene por su esposo, resentimiento en el cuál él juega un papel de víctima inconsciente y pasiva, ya que ella misma reconoce que no hay motivos reales para albergar dicho sentimiento, la evidente necesidad inconsciente de autocastigo la lleva a enfermar y precisamente lo hace por donde su conciencia moral le dice que se ha ensuciado. Así el Herpes genital y la vulvovaginitis micótica adquieren un sentido y un significado integrado a la totalidad psicosomática de la enferma.
La sintomatología característica queda expresada entonces por: - remordimiento - resentimiento - ansiedad de conciencia - hastío de la vida - llanto recordando - deseo de sal - intolerancia al sol - herpes genital.
Cuya dinámica corresponde plenamente al conflicto de Natrum muriaticum, medicamento que después de tres meses de tratamiento curó definitivamente a la paciente de su problema ginecológico y le permitió además recobrar las ganas de vivir, junto a su familia